
Marla se guía por el principio de que el más fuerte gana. La mujer ha comenzado un negocio próspero: utilizando a las personas adecuadas, el soborno y los trucos de la ley, obtiene la custodia de ancianos indefensos, pone a los pobres en hogares de ancianos y vende sus propiedades. Su nueva víctima, la anciana Jennifer Peterson, parece un bocado: no tiene parientes, pero tiene ahorros decentes, un hogar y los primeros signos de demencia. Marla convierte el esquema elaborado con el nuevo «pupilo», pero la anciana no es tan simple como parecía a primera vista.