
Kayla, una niña de 13 años, tiene que lidiar con las inseguridades y terremotos del inicio de la adolescencia en la última semana de colegio, tras un año desastroso, antes de empezar el instituto. Eighth Grade
Critica:
No estoy familiarizado con la cultura Youtuber.
Sé poco más de lo que ocasionalmente veo, pero me cuesta pensar en el hecho de que un puñado de personas enseñan qué hacer o qué decir a miles de adolescentes en todas partes del planeta.
Tal vez por eso Bo Burnham elige empezar con un vídeo de Kayla destinado a su canal, todo lo enteramente largo e incómodo que es, dándole así empaque cinematográfico a una recopilación de torpes reflexiones, y por el camino despierta una ternura desconocida: ¿cómo puede alguien crecer cuando cada día es inundada por ejemplos de lo que nunca podrá ser?
‘Eighth Grade’ habla de entrada con la pura sinceridad, y no tiene problemas en asumir que es bastante jodida.
Los niños hoy en día crecen sin referentes claros, bombardeados a estímulos pobremente superficiales, y blindados más que nunca ante padres que están a generaciones de distancia de lo que les gusta.
Su vocabulario es una mezcla de risas nerviosas y balbuceos apresurados, heredado de vídeos infinitamente editados que nunca paran suficiente tiempo en nada, y el adjetivo “cool” (guay) es halago, estado mental, descripción para todo o meta a la que aspirar.
Me es muy fácil sacar la vena de abuelo cebolleta viendo el panorama, decir “en mis tiempos bla, bla, blá” y distanciarme de las preocupaciones de Kayla.
Pero ahora entiendo por qué Burnham pagó sesiones de su propia película a cualquier adolescente debajo de 16: porque les habla en su propio lenguaje, ese que sabes que es real y ves por la calle.
Y a la vez, de ese continuo balbuceo, Kayla va desgranando su verdadera persona, cuajada de inseguridades o arrepentimientos, pero perfectamente comprensible en sus preocupaciones y anhelos.
La he juzgado como la juzgan sus compañeros, y es solo al pasar tiempo con ella que se ve un fuego en sus ojos, una necesidad de expresarse y aceptarse que transpira en los vídeos de su canal, pero no encuentra el camino adecuado para salir cuando lo necesita.